Rosa Chumbe
1) ¿Es cruel
que una “Rosa Chumbe” de carne y hueso no tenga ni tiempo ni dinero para ver
esta película?
Sí, pero más
que tiempo y dinero es que se le tiene miedo al cine, ¿no? O sea, creo que la
misma división social que tiene el país no permite que uno disfrute de otro
tipo de cine. Hemos hecho el esfuerzo de llevar la película a los conos,
estamos en El Cono Norte, en San Juan de Miraflores, en Chorrillos. Más que
tiempo y dinero es cuestión de la cultura del país, y esto es consecuencia de
la educación. En otros países la gente de distintas clases sociales disfruta de
buen cine.
2) ¿Entonces
es un error creer que hay cine culto, artístico, y otro cine popular, burdo,
destinado a las masas? ¿Todas las clases sociales pueden disfrutar de buen
cine?
Sí. “Rosa
Chumbe” a pesar de ser dura, fuerte, no es difícil para el espectador. No te
exige cuestiones filosóficas. Su historia está hecha de acciones y los ritmos
son fuertes, dura 75 minutos, no hay espacios para que la gente se pierda o
aburra. No hay tiempos aletargados y sin embargo hay asuntos implícitos que el
espectador recrea según su experiencia. El asunto son los multicines. Antes
habían dos o tres buenas películas. Ahora los multicines pueden tener doce
salas, pero pasan sólo tres películas malas.
3) Iba a
invitar a la persona que trabaja en mi casa a ver “Rosa Chumbe”, pero una tara mental
me hace creer que ella podría llorar demasiado con la película.
Está bien,
pero, mira. Yo sí fui con quienes trabajan en la casa de mi hermana y les gustó.
Yo creo que mucho del cine peruano no ha representado a la mayoría de peruanos
que anda a pie, pero en “Rosa Chumbe” he tratado de rescatar lo que vemos todos
los días. Yo no tengo auto, me muevo en
transporte público, así que siempre estoy viendo gente, viendo diferentes
distritos.
4) “Rosa”, el personaje, es renegona, chúcara,
parca. Y siendo así es muy carismática. ¿Cómo has logrado eso?
(Sonrisa). Sí.
La gente se conecta con Rosa porque es bien real. El sentimiento de humanidad que
tiene Liliana Trujillo ha pintado al personaje. La cuestión de que los
personajes no hablen, de que sean duros, lo vi con mis tíos que son policías.
En las reuniones familiares dejaban su pistola en un mueble y se ponían a tomar
su whisky en la esquina y no hablaban con nadie. “Yo soy autoridad y los demás
no”. Para mí era bacán tocar este tema. El hecho de que Rosa Chumbe sea mujer, que
maneje su hogar y que sea parte de un organismo de control, me hablaba de esta
dualidad. Tener un arma y no ser capaz de organizar tu hogar. Y es un poco la
estructura social que tenemos acá, esa dualidad de mantener una apariencia de día
y de noche lo contrario. Hay muchas máscaras.
5) Comparada
con su hija y con la novia del capitán Vidal, Rosa parece asexuada. ¿Para ser
policía es necesario?
En general,
creo, el mundo en su mayoría está hecho más para los hombres. En la Policía las
mujeres recién entraron en los años 50. En ese mundo de hombres, una mujer
tiene que ponerse una máscara y esconder su femineidad y ser dura para ser
aceptada. Luego, no quise meterme en el asunto de qué le pasó a esta mujer para
ser así. Hay tantas historias aquí, el rostro de Rosa lo ves todos los días a
partir de las seis de la tarde cuando regresa la gente de trabajar. Ese loop constante, esa espiral de no poder
escapar de la rutina. Y el caso de que sea una mujer, que su hija repita los
errores de la madre es muy común
6) La hija y
Rosa sufren trabajos que las torturan….
…Sí, de
hecho. Lo hacen porque no tienen otra opción. Pasa cuando uno está trabajando
treinta años en una oficina. A Rosa le dan una licencia y eso la obliga a estar
con el bebé y sus sentimientos maternales aparecen. Ahora, la relación
madre-hija es muy compleja, muy competitiva, quién maneja la casa, quién quiere
más al papá. En el caso de Sheyla (Cindy Díaz) se ve que no aprende, desde un
punto racional uno diría que esta chica no aprende…
7) Bueno,
quién aprende desde un punto racional, ¿no? Jonatan, luego hay un momento en
que la hija sale vestida sexy, erótica, y la cara de Rosa es de asco.
Sí, hay
muchas aristas en esto. Rosa repele lo femenino porque quizá no se siente
femenina. Después se desliza la cuestión de que tal vez Rosa quiera ser como la
esposa del capitán. Creo que esos sentimientos de amor y odio son cercanos.
8) A propósito
de la esposa del capitán… Ella maltrata a Rosa. ¿Quién ningunea peor? ¿Quién
trata peor? ¿La clase media o la alta?
Yo creo que
ahí sí todos tratan mal. Yo he estado en Cuzco y me han discriminado por ser
limeño, me han discriminado por ser, digamos, más blanco a pesar de ser descendiente
chino. La identidad de los peruanos, creo, está en constante construcción. Encajamos
en un estrato social, pero nos movemos un poquito y ya somos turistas. Lo vi en
el colegio, lo vi en la Universidad de Lima. En la universidad mucha gente no
tenía idea del esfuerzo por lograr las cosas. Pero el maltrato no tiene que ver
con la clase social, tengo amigos que son millonarios y con compromiso social. Depende
de cómo te educaron tus viejos. Muchas veces quien cholea es otro a quien
cholean.
9) ¿Tu
segundo apellido, Chiang, te ha ayudado a ver estos problemas?
Sí, de hecho.
Los chinos somos casi un tercio de la población peruana que tenemos mezclas y tuvimos
dos olas de inmigración. Primero los chinos vinieron para reemplazar la
esclavitud de los afroperuanos, los culíes, que fueron explotados, murieron en
los campos e incluso apoyaron a los chilenos durante la guerra. La segunda
generación de chinos vino a hace negocios y se integraron y ahora se ve en la
comida.
10) La
comida está muy presente en tu película y ahí a Rosa la veo contenta.
Anticuchos, caldo de gallina...
…Y turrones.
Acá en Perú la comida es nuestra vía de escape más grande. Uno puede comer rico
sin importar el precio. Desde niños aprendemos que si tenemos un mal día,
sabemos que llegaremos a nuestra casa a comer un lomo saltado y se nos pasará
el malestar un par de horas. El gordo Casaretto, con su humor, es otra válvula
de escape.
11) Además del
gusto también está el sonido. Por ejemplo, la escena en que la hija está en la
cama de un hotel y escucha dos cosas distintas. Una escena poderosísima.
Sí, esta escena
la saqué de una experiencia real. Pasé por un hotel y la persona de la puerta
estaba viendo programas evangélicos. Por eso la dimensión sonora tiene tanta
riqueza. Yo no le tengo miedo a la bulla, los limeños sabemos que nuestra
ciudad es una bulla sin parar, los cláxones, los perros ladrando,
construcciones. Fue una conversación difícil con los del sonido, no me entendían
que yo quería el sonido sucio, conectar con la calle.
12) Luis
Alberto Sánchez, comentando las primeras novelas de MVLL, decía que el sexo en
ellas era satánico. Sucio. Intrincado. Pecaminoso.
Claro. Lo
religioso está metido a pesar de que no seamos religiosos. Es un país laico y
sin embargo se consulta las normas católicas. Ahora los protestantes y evangélicos
y pentecostales son más fuertes. Y la Iglesia no paga impuestos y hay un
movimiento oscuro de dinero…
13) Y sin
embargo tu película trata a El Señor de los Milagros sin pizca de sorna, es
impecable, respetuosa.
Sí, es que
la película es sobre la fe. Sobre esa energía que se concentra en las
procesiones. Muchos esperan octubre para pedir perdón, ayuda. Yo de niño iba
con mi abuela. Para mí era importantísimo que se huela el incienso. La procesión
y el estadio nacional son los únicos espacios en que desaparece la distinción
de raza. En la procesión se ve a los afroperuanos, el único lugar de poder que
tienen ellos, la Hermandad de los Milagros. Si haces un análisis de la
procesión ahí ves al Perú.
14) ¿Qué tal los nuevos cineastas peruanos?
Luego de mucho
tiempo, hay variedad. Antes cine peruano era sinónimo de calatas y lisuras, y
eso no ves en “Rosa Chumbe”. Me gusta “Wik” de Rodrigo Moreno. “Rodar contra
todos" de Marianela Vega, un
documental sobre la selección de rugby en silla de ruedas… Nadie está libre de
sufrir un accidente y terminar ahí. Héctor Gálvez, “Días de Santiago”, “Madeinusa”,
Rosario García-Montero.
15) ¿Qué
planes para después?
Tres películas.
Una comedia, otra de terror psicológico; otra “Cuello Blanco” medio anarquista
en que los trabajadores hacen fuente ovejuna con un jefe abusivo.
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