Get Out. Racistas que habrían votado por una tercera reelección de Obama
El
cine de terror, generalmente, estrepitoso y estúpido, apela a mansiones embrujadas
y zombis, maleficios y rituales satánicos, enlatados que reviven las tiernas
pesadillas de quienes fueron bañados en las tinajas judeo-cristianas, pero la
cinta «Huye» (Get out) ha delimitado el terror, logrando una narración bien zurcida, de
impecable resolución de detalles y un delicioso dolor de cabeza
para sectores «cultos y sensibles»: sin efectismos hueros, aquí lo siniestro está
en casita. Qué manera de jugar con el racismo y tirar por el piso y carcajearse
de lo políticamente correcto. Aplaudida por especialistas y éxito de taquilla, la
premisa del director Jordan Peele en su primera película es simple. El protagonista
Chris Washington (Daniel Kaluuya) es negro y novio de una joven blanca de la
clase alta norteamericana. Están enamoradísimos y ella ha insistido para que Chris
visite a sus padres. El afrodescendiente pregunta si saben que es negro; ella ríe,
sonríe, y se sorprende. Sus padres aunque blancos, son liberales y, enfatiza, habrían
votado por una tercera administración de Obama.
La ironía en el filme es desternillante. El atleta Jesse Owens y el golfista Tiger Woods son aludidos, pero son guiños de «humor negro» sobre gente negra. La ansiedad del protagonista recrudece al ver a la misteriosa servidumbre negra y al oír los discursos políticamente correctos de la acaramelada casona de papá Dean (Bradley Whitford) y mamá Missy (Catherine Keener). El terror de Huye hunde sus raíces en las inconsistencias de un Thomas Jefferson, tercer presidente y redactor de la Declaración de Independencia de EEUU, quien calificaba a la esclavitud de «crimen abominable», aunque poseyese aproximadamente 600 esclavos.
La ironía en el filme es desternillante. El atleta Jesse Owens y el golfista Tiger Woods son aludidos, pero son guiños de «humor negro» sobre gente negra. La ansiedad del protagonista recrudece al ver a la misteriosa servidumbre negra y al oír los discursos políticamente correctos de la acaramelada casona de papá Dean (Bradley Whitford) y mamá Missy (Catherine Keener). El terror de Huye hunde sus raíces en las inconsistencias de un Thomas Jefferson, tercer presidente y redactor de la Declaración de Independencia de EEUU, quien calificaba a la esclavitud de «crimen abominable», aunque poseyese aproximadamente 600 esclavos.
La familia norteamericana del filme cena a la mesa con Christ, lo tratan con cortesía hogareña y hasta se animan a darle golpecitos juguetones en el hombro, y admiran su cuerpo, pero el racismo sobrevuela las escenas con mil destellos y la resolución del filme lo deja a uno boquiabierto y con uñas clavadas en los brazos de la butaca. Metáfora aterradora y breve distopía, la película juega y se anticipa sobre cómo serán explotadas las poblaciones históricamente humilladas que, sirviendo a los dominadores con mano de obra barata, poseen aún algo envidiable, un bien codiciado por extraer y arrancar.
Ficha
técnica.
¡Huye!
104 minutos. Estados Unidos. Director y
guionista: Jordan Peele. Actores: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Lil Rel
Howery, Bradley Whitford, Caleb Landry Jones, Stephen Root y Catherine Keener.
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