Freud: ¿Gay-friendly?




Sobre el padre del psicoanálisis se ha escrito a favor y en contra con igual intensidad, sin embargo sus ideas se convirtieron en claves culturales de nuestro tiempo. Vale la pena precisar cómo valorara Freud a los homosexuales. Muchos citan la carta de Freud dirigida a la madre de un adolescente homosexual, un aspecto gay-friendly, sí, pero también una migaja de compasión ante el monumento de la teoría de Freud donde un gay, acechado por el narcisismo, es incapaz de amar a otro ser humano. Los homosexuales fueron desetiquetados como perversos por la Asociación Psiquiátrica Americana en 1974; los cenáculos freudianos aún lo meditan.

Freud y sus discípulos se reunían los miércoles para supervisar los casos de los pacientes; fumaban cigarros, bebían café retinto (nitroglicerina a la vena) e intercambiaban fogosas palabras únicamente silenciada con el tronar de dedos de Freud (Wilhelm Stekel se calificó como «el apóstol de Freud, ¡qué era mi Cristo!»).

El apostolado freudiano aumentó, como el clima de secretos y suspicacias por intuir las intenciones inconscientes del otro, y los psicoanalistas estampaban furiosos diagnósticos sobre sus pacientes y se agredían entre ellos con uñas y dientes. Freud ideó una curiosa solución a las peleas de sus discípulos. «Cuando dos analistas tienen opiniones divergentes sobre un punto, la hipótesis de que el punto de vista erróneo de uno proviene de que ha sido insuficientemente analizado, y se deja así influenciar por sus complejos para enturbiar la ciencia, será justificada en muchos casos”. A sus espaldas Freud los descalificaba llamándolos «pandilla». Pero con esa pandilla (la Sociedad Psicoanalítica de Viena), el 1 de abril de 1908, Freud diagnosticó a Nietzsche de homosexual reprimido. ¿Cuáles eran las pruebas? Nietzsche concurría a burdeles, era cliente regular, contrajo sífilis. Sí, pero «homosexual reprimido» es quien simula no serlo. ¿Pruebas?

«Premisa mayor: Ecce Homo [ensayo de Nietzsche] testimonia un evidente narcisismo. Premisa menor: el narcisismo es un signo de homosexualidad. Conclusión: Nietzsche es homosexual».


Quienes se burlan de la magia negra y las supersticiones, pero creen en el complejo de Edipo y la envidia del pene, han cambiado mocos por babas. Porque Freud inventó, para la burguesía mimada y académicos sedentarios, el sucedáneo de la religión. Desde la era de Freud hasta hoy, los conciliábulos psicoanalíticos son el furor del heteropatriarcado. No necesitan investigar ni corroborar con experimentos sus interpretaciones. Las pruebas y las evidencias, creen, son exigencias de gente vulgar, sin penetración. Por eso la abstracta montaña de ensayos psicoanalíticos equivale a un Everest de dogmas.





Yo no sé de dónde se saca que el psicoanálisis ayuda a la causa feminista y LGTBI. Los terapeutas que citan y recitan el evangelio de Freud sólo cuchichean «una horripilante psiquiatría de viejas comadres»[6]y comulgan como francmasones.











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