Vargas Llosa acosado por el hermano Leoncio
Vargas Llosa
de niño también sufrió el acoso de un miembro del catolicismo. Él tenía doce años y
cursaba el sexto de primaria del colegio La Salle. Cuenta en El pez en el agua:
«El hermano Leoncio me comía a preguntas, sin darme un intervalo para despedirme, y de
pronto me dijo que quería mostrarme algo y que viniera con él. Me llevó hasta
el último piso del colegio, donde los hermanos tenían sus habitaciones, un
lugar al que los alumnos nunca subíamos. Abrió una puerta y era su dormitorio:
una pequeña cámara con una cama, un ropero, una mesita de trabajo, y en las
paredes estampas religiosas y fotos. Lo notaba muy excitado, hablando de prisa,
sobre el pecado, el demonio o algo así, a la vez que escarbaba en su ropero.
Comencé a sentirme incómodo. Por fin sacó un alto de revistas y me las alcanzó.
La primera que abrí se llamaba Vea y estaba llena de mujeres desnudas. Sentí
gran sorpresa, mezclada con vergüenza. No me atrevía a alzar la cabeza, ni a
responder, pues, hablando siempre de manera atropellada, el hermano Leoncio se
me había acercado, me preguntaba si conocía esas revistas, si yo y mis amigos
las comprábamos y las hojeábamos a solas. Y, de pronto, sentí su mano en mi
bragueta. Trataba de abrírmela a la vez que, con torpeza, por encima del
pantalón me frotaba el pene. Recuerdo su cara congestionada, su voz trémula, un
hilito de baba en su boca. A él yo no le tenía miedo, como a mi papá. Empecé a
gritar “¡Suélteme, suélteme!, con todas mis fuerzas y el hermano, en un
instante, pasó de colorado a lívido. Me abrió la puerta y murmuró algo como
“Pero, por qué te asustas”. Salí corriendo hasta la calle».
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