Terror a los cuentos infantiles



El terror a los cuentos infantiles
Una conversación con la escritora Isabel Menéndez


- ¿En el Perú la literatura infantil es cubierta por los medios de comunicación?
- Se muestra poco. Generalmente se le da cabida a la literatura de adultos, pero los medios masivos de comunicación le dan la espalda. Hay cuentos infantiles hermosos, son obras de arte. Creo que la gente debería quitarse la creencia de que los cuentos infantiles no son literatura digna. Antes Jorge Eslava escribía en El Comercio «Historias del capitán», pero ya no hay espacios. Aunque, felizmente, las escuelas comienzan a invitar a los escritores y narradores de literatura infantil y los niños preguntan sobre cómo se me ocurrieron las historias, me preguntan si he vivido esas experiencias.

- ¿Cómo reconoces a los niños ya familiarizados con la literatura?
- Por el tipo de preguntas que hacen. Un niño que lee o al que le leen cuentos asocia de inmediato con otros libros que conoce y con sus experiencias personales. Son un libro abierto. Se les nota con un universo mental. Comprenden y hacen preguntas maravillosas.

- ¿Cuándo empieza un niño a comprender lo que lee?
- Cuando los padres y maestros son quienes les leen cuentos con una entonación, con emoción genuina, sin ser aburridos. El cuento infantil es un arte comprensible que no atiborra de información. Los cuentos van soltando significados y evocan temas interesantísimos: la muerte, la crueldad, la soledad. En Psicoanálisis de los cuentos de hadas, el autor Bruno Bettelheim sostiene que los cuentos infantiles plantean de forma pertinente, sensible, las crisis de sentido por las que transcurren los niños. Son cuentos en que las dificultades inevitables de la vida están presentes. Los adultos quisieran ahorrarles a los niños sentir esos aspectos. Grave error. Un niño que lee sobre el miedo, comprende que ese miedo existe, puede reconocerlo en él y verá las maneras de atravesar por el miedo.  

- Papá y mamá que no lee, niño que no lee. ¿Cómo llegar a los padres?
- Lo ideal sería un programa de literatura   infantil   en   señal   abierta. Contar   cuentos,   informar   sobre   los escritores. Hace algún tiempo tuve un programa de radio para niños, Pecos y pequitas,   nunca   encontré auspiciadores,  fue   increíble.   Seis meses y ni un auspicio. La idea del programa era: "acercar a los niños, a la música y a la literatura", o sea “si te   gustó   el   cuento,   sácalo   de   la biblioteca”. ¿Cómo llegar a los padres? Creo   que   ahora   se   involucran   más, pero  ambos  llegan agotados   del   trabajo y sin   ganas   ni tiempo de nada. Además quizá a ellos no   les   contaron   cuentos   de   niños, entonces   no   tendrán   motivos   para contar cuentos.
En la anterior gestión municipal hubo un programa hermoso: “Cultura viva en los parque zonales”. Yo conté cuentos   ahí   y   fue   maravilloso, perfectamente  organizado,   padres  de familia con sus hijos participando  de una celebración cultural con todas las artes juntas, teatro, danzas, cuentos, payasos,  tambores   y   zancos   y   era gratis.   Una   vez   al   mes.   Y   llegó   el nuevo alcalde y lo cortaron. La actual gestión   de   la   municipalidad   quiere que los contadores de cuentos y todos los artistas trabajen gratis. Pero es un trabajo.   Yo   voy   gratis   a   zonas marginales,   colegios   sin   recursos   y lugares   que   no   tiene   los   medios   a contar cuentos. Pero no me digas que empresas que tiene dinero no pueden pagar.


- Un cuento remueve, ¿no? Pareciera que la cultura de la narración es mucho más integradora de emociones, que muestra heridas, que nos hacen sentir frágiles, mientras la cultura de la información es cerrada, opaca, sin grietas. Y sociedades como la limeña opta por información segura. A es A.
- Claro, “no te permito sentir”. Papás conservadores que no se involucran, que no le dan besos a sus hijos hombres. Los padres tendrían que contar sus propios miedos a sus hijos, así se humanizan. Pero se educa para ser cuadraditos. Muchos padres tienen miedo que sus hijos los conozcan. Una vez en un colegio presente un proyecto para que luego de sesión de cuentos, los padres se acercaran a sus hijos. ¿Qué rico, no? Pero también terrorífico para otros. La psicóloga del colegio me contestó “¡No! Con todos los papás problemáticos que tengo, se echarán a llorar al suelo”. Su respuesta me dejó helada. Era el momento perfecto para que papás e hijos se unan. Pero el mensaje es no sientas, no hables.


- Eres narradora oral y escritora. ¿Quiénes son tus influencias?, ¿de dónde se nutre tu imaginación?
- François Vallaeys fue mi primer maestro,  luego   llevé   talleres  con Carolina Rueda, José Luis Mellado, Jota   Villaza  etc.   De   los   escritores, amo  a Gabriel García Márquez, “El último encuentro” de Sándor Márai, Ribeyro,  el   cuento   “Fonchito   y   la luna”  de   MVLL,   es   bellísimo, Abraham   Valdelomar.   Y   de   afuera Tabbucchi, Juan José  Millas, Philip Roth,   Sábato,   Tolstói,   etc.   Y   leo mucha,   pero   mucha  literatura infantil.

- ¿Qué estás presentando ahora?
- Quiero   hablarte   de   esta colección llamada  “Cuenta  conmigo”, son   cuentos  que   hablan   sobre   los sentimientos de los niños. El primero de   la   colección  se   titula  "Esa   niña tiene  miedo"   y   este   año  publicamos dos, «El huequito», la historia de un niño que tiene un huequito cerca del corazón  y no  sabe cómo calmar  ese huequito. Y   el   otro   cuento   es   «El cerdito que no quería ser rosado»,  la verdad es que están hermosísimos. 




Isabel Menéndez, autora “La Cana de Firulata”, "La Huelga de los pájaros" y "La dieta de Firulata” y finalista del “Premio El Barco de Vapor –Perú 2012”.

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