Naturalmente corruptos
En la página 29 de El Comercio, un enjambre de moscas nace y revolotea del neoliberalismo criollo.
Carlos Meléndez
identifica dos tipos de derecha peruana: una derecha liberal y elitista,
representada por MVLL, Pérez de Cuellar y PPK, cuya aspiración, quiere creer él,
es fumar tronchos, permitir matrimonios gays y abortos; y otra derecha conservadora.
Meléndez no dice que esta segunda derecha es beata y aprieta un crucifijo y
eriza el dedo medio. Le mete bala a cualquier cholo y luego se arrastra ante el
Señor de los Milagros. (Martha Meier M. Q., Rafael Rey, Inés Temple,
fujimorismo puro y duro).
Pero Meléndez
debe ver a sus compañeros de página. Una tercera derecha, anarco-capitalista,
una derecha de hachazos contra el Estado. En esa página, Ian
Vásquez demuestra que las raíces de la corrupción están en el Estado. A más
libertad económica, menos corrupción, dice, y dispara el tiro de gracia:
eliminemos a los políticos, solo la empresa privada nos salvará. Y escupe: “La
mayoría de los peruanos se encuentran en la informalidad. Estrictamente, son
delincuentes”. La risa de Bullard estalla desde el Olimpo, acaricia al
discípulo e incendia el prado.
El Estado es el
principal delincuente, toma la posta el abogado Bullard: la corrupción es
connatural al Estado. Pero, amigo
Bullard, el liberalismo ilustrado y culto, que su cachorro Meléndez desprecia, observa
que la condición humana es la corruptible y por eso necesitamos del
Estado.
El corrupto no
sólo es un carterista con poder. El corrupto no sólo es quien se roba una
propiedad mía. Meter bala a los indios es corrupción.
Destrozar la estabilidad laboral es corrupción. Un país se corrompe cuando la
prensa desinforma. Los oligopolios son corruptos. La tv basura, que defiende su
amigo Fede Salazar, es corrupta. La religión como aguardiente es corrupta. Los
curas pedófilos son corruptos. El marketing en esencia es corrupto. La Marca
Perú es corrupta. Y ser abogado sólo de los grandazos, también. Sigan
petardeando al Estado. Ustedes quieren ser una derecha implacable y sólo son
patéticos.
* Ilustración de Giovanni Tazza