Macho-Alfa-Limeño
Imaginar,
imaginar qué sería de nosotros si hubiésemos nacido en Huancavelica, Ayacucho o
Madre de Dios. Muchos aspiran ser el Macho-Alfa-Limeño (adinerado, apellido
extranjero, heterosexual). ¿Qué pasa si fueses María Isabel Cedano? Mujer,
lesbiana, mestiza. ¿Qué pasa si fueras Máxima Chaupe?
El
Macho-Alfa-Limeño estalla en carcajadas: “Pero yo no soy así”. Precisamente, se
trata de imaginar y ponerse en ese lado de la sociedad. Porque no es un mérito
tuyo ser hombre ni heterosexual ni haber sido educado en un colegio con los
contactos necesarios
¿Cómo
te sentirías, Macho-Alfa-Limeño, si en lugar de estacionar el auto en la
cochera fueras el vigilante? ¿Si en lugar de ser el amo de casa fueras la
sirvienta? No basta el doble panetón en Navidad y el plato de lentejas del
domingo. La política busca el bienestar de todos, no el bienestar de un grupo a
costa de otro.
Si
crees que la política sirve para que tú y los que son como tú estén bien, habrá
que compadecerte. Pero, si eres el dueño de la fábrica, del canal, del
periódico, de la universidad… ¿Qué? ¿Me resigno? Ah, no, me vuelvo un
emprendedor, abro mi librería. Y me sacarás la mugre en esa competencia,
Macho-Alfa-Limeño. Porque no eres tan Alfa, eres el peón de una trasnacional
que te eviscera día a día.