El liberalismo de la Gran Prensa


 Dentro de las acciones positivas del gobierno de Humala está Beca 18. El tercio superior de escolares cuya lengua materna no es necesariamente el castellano y que proviene de las zonas más pobres del Perú, puede estudiar ahora en las universidades. He dictado con ellos y la experiencia es fascinante. Todos los temas son aterrizados en un población, una familia. Antes de filosofar sobre DDHH, los estudiantes describen al pueblo de Lucanamarca. Antes de reflexionar sobre interculturalidad y pobreza, relatan cómo en Cañete celebran a Santa Efigenia comiendo gato y las reacciones de grupos que defienden la vida de los animales. Los estudiantes describen sus expectativas y las sensaciones que les causa el ombligo de Lima. El profesor es quien más aprende. Ellos no pagan nada. Reciben incluso una pequeña mensualidad.

El editorial de la Gran Prensa de hoy domingo implica que programas como Beca 18 son censurables, pues privilegian a un puñado de ciudadanos por encima de todos los demás. La ley es la ley y debe cumplirse sin excepción.

Así es el liberalismo para la Gran Prensa, el periódico que ayer sábado muestra las disquisiciones semánticas del abogado Alfredo Bullard sobre liberalismo. Ha leído a Hayek, von Mises, Ayn Rand, pero nada de Karl Popper, Isaíah Berlin o Amartya Sen.

Beca 18 es incompatible con el liberalismo de El Comercio, un liberalismo que mantiene la ilusión del libre mercado, un liberalismo donde el Estado es reducido a la función de comisaría y alcaldía: enmarrocar delincuentes y barrer veredas.

Aunque junto a Bullard, la Gran Prensa publica una nota de Inés Temple sobre la generosidad. La generosidad como parche de las injusticias es una coartada de la injusticia. Los estudiantes de Beca 18 saben que no reciben caridad. Pero Inés Temple anda dos pasos delante de nosotros y cambia el enfoque. Y la cito: “Ser generoso es ayudar a nuestros jefes a ser mejores líderes”.

Nunca lo había pensado. ¿Por qué ser mezquinos con la generosidad? Muchachas de Starbucks y mozos del chifita Madam Tusan, no sólo preparen la bebida y piquen la cebolla de los comensales aterrados por el modelo comunista, pensemos cómo agradar a nuestro patrón que nos da un santo empleo.

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