Kuczynski: el mal menor
Tendré que votar por Kuczynski. El escenario de Keiko presidenta atrae como atrae la pasta básica de cocaína y, si la izquierda no se decanta, será más tanática que en 1990 contra MVLL. Y los electores de Kuczynski fueron otros tanáticos cuando debieron elegir entre Keiko y Humala, votaron "tapándose la nariz" por Keiko.
En
el poder Kuczynski privilegiará a los grandes intereses, lo mismo Keiko. Ambos
parten de la antipolítica: ante el adversario envían militares, rezan el mismo
credo económico, llegan a la segunda vuelta de forma infame. Pero hay una
milimétrica diferencia
Kuczynski,
si jura una hoja de ruta y tiene el aval de MVLL, si firma un escrito donde se
respeta la consulta previa y prima el bienestar social antes que la Southern,
será, ahí sí, el mal menor
A sus 77 años Kuczynski puede a regañadientes promover el
“libre mercado” de la mano con un Estado que vigile los casos de concentración
de poder y anule oligopolios y plutocracias. La izquierda esgrime que el
mercado debe tener un contrapeso si no se desea sucumbir a un capitalismo de
casino, lo mismo piensan liberales como MVLL. ¿Es difícil que Kuczynski deje de ser “Alma Negra”?
Kuczynski,
además, por llegar a la segunda vuelta gracias a la contracampaña de los
medios, si quiere ser un líder ético, tiene que mostrar a sus electores lo ruin
para la democracia que son hoy la prensa escrita, radial y televisiva.
Kuczynski se sirvió de esa prensa, claro, pero una declaración –por más
oportunista-, acompañada de un proyecto que impida a la prensa difamar, puede
ayudar a este país.
Esos
actos los puede realizar Kuczynski, nunca Keiko. Recordemos que dentro de las
mafias hay mafias más poderosas, y Keiko ya tiene en el congreso un nido de
ratas. Apostar por el mal menor es apostar por el candidato que no tiene un
árbol genealógico de delincuentes ni sembrado el campo de vladivideos con los
broadcasters. Y si en el pasado Kuczynski tiene entresijos y su ideología es
antisindicalista, Keiko orquesta redes y redes de corruptos y criminales.
Es
muy fácil jugar a la prima donna, al narcisista moral que no tiene las manos
sucias. Yo me las estoy ensuciando bien feo por Kuczynski. No quiero que mi
hijo crezca en el fujimorato.